La azuda asiento de mis penas
donde resbala el miedo
El molino sombra de mis pesares
el rio que fluye lejos
transporte de deseos imposibles
de mensajes muertos
de ecos de antiguas voces.
El viento que juega con los álamos
mis ojos caen como bolas al suelo
y ruedan incrédulos ante la avaricia
sucios de negro hollín.
Ciegos de ira.
La espuma de la vergüenza
navega sin horizonte a toda vela
Cae mi corazón a la corriente
tiritando de miedo entre la negrura
apartando la peste de peces muertos
y llorando con lágrimas de alpechín.
Un rio de muerte de plata
¿Hay esperanza?
Algunos peces nadan
el agua negra se aparta
la espuma de montaña a montículo
pero no olvidemos la amenza.
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