viernes, 8 de enero de 2016

Un pajaro atropellado





Un beso atropellado cae
herido de muerte, en el asfalto
dorado de la tarde de enero
agitando los trozos de vida.


Las plumas huérfanas de pájaro
vuelan locas sin rumbo
buscando unos labios de carmín
como madrasta o como amante.

Cae la tarde atropellada
y fría con cortinas negras
que cierran la escena con aplausos
fuertes de neumáticos viejos.

Un girasol asomado en un arcén
cierra sus mil ojos con dedos
amarillos sin lágrimas y clama

su dolor por el beso.

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