domingo, 10 de enero de 2016

El camino

Hay un camino donde mil
ojos miran, ríen y aplauden.
La figura vencida deja un
reguero de sangre.
Huele a gasolina, a hiel.


El carnicero separa el tendón
de la carne magra de su sonrisa.
Sus lágrimas vuelan.
Dedos partidos sin hazañas.
Manos blancas sin triunfos.
Sarmientos como pies.

Barril de roble como corbata.
Una garganta como un cojón.
Dos orejas cerosas arrepentidas.
Y ojos en huelga de ver
por haber visto.

Los canosos pelos bailan
sordos y ciegos en la copa de triunfos.
Al fondo, el horno encendido pide,

a gritos, algo que calcinar.

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